sábado, 28 de diciembre de 2019

Libro



Coderch Sancho, J.
Diccionario Español-Griego
Madrid, Ediciones Clásicas, 1997. 384 páginas
 ISBN 84-7882-2992-8.


La aparición de una obra como la que aquí se presenta causará probablemente cierta extrañeza y hará que muchos helenistas se hagan dos preguntas:
l. ¿Qué objetivo tiene la aparición de un diccionario inverso de griego, si hasta ahora hemos podido pasar sin él?
2. ¿Cómo es que nadie lo había hecho antes, si, pensándolo bien, es de lo más lógico?
Intentaré a continuación responder a estas dos preguntas exponiendo detalladamente los motivos de la composición de la obra y las causas de que no se hubiera llevado a cabo hasta ahora.
Como estudiante de griego y después como profesor, ya desde mis inicios me sorprendió un curioso detalle: la falta de un diccionario caste-llanogriego que me ayudara en el aprendizaje del idioma, algo que busqué desde el primer día de clase; conocido es que existen varios diccionarios para griego moderno, pero no para griego clásico. Por regla general, cuando alguien afronta el aprendizaje de un idioma lo primero que hace es adquirir, aparte de la gramática correspondiente, un diccionario directo y otro inverso; por ejemplo, si uno empieza a estudiar ruso, se hace uno con un diccionario ruso-castellano (directo) y otro castellano-ruso (inverso). Por sus características especiales de lenguas no habladas en una comunidad geográfica, el latín y el griego ofrecen ciertas dificultades para su aprendizaje (y para su enseñanza), así como ciertas limitaciones respecto a su material didáctico.
Se dispone de diccionarios inversos en latín (el Blánquez en Ed. Sopena, el Llauró-Marqués, etc.), pero no existe en griego ni un solo diccionario inverso castellano-griego; tenemos uno inglés-griego, otro francés-griego y otro alemán-griego, pero ninguno en nuestro idioma. Extrañado por este vacío, siempre que preguntaba acerca del tema se me respondía que no hacía falta que hubiera ninguno, simplemente por el hecho de que siempre había sido así, una inercia que era difícil de romper; efectivamente, se acostumbra a traducir del griego los textos clásicos, casi nunca se traduce al griego, pero para el aprendizaje del idioma sería muy conveniente efectuar algunas traducciones inversas y para esto convendría tener a mano un diccionario inverso.
Me permito observar que actualmente se da cada vez más importancia a la traducción inversa como herramienta básica para el aprendizaje tanto de las estructuras gramaticales como del vocabulario; por ejemplo, el tan usado hoy en día método de “Reading Greek” incluye ejercicios al respecto al final de cada lección. Uno de los últimos manuales aparecidos, “Athenaze” (Oxford University Press, no traducido al castellano), le da también mucha importancia.
Dadas las circunstancias y las inercias, al final decidí emprender yo mismo esta tarea, ya que soy bastante partidario de la traducción inversa. Se trata simplemente de intentar proporcionar a los estudiosos del griego clásico una herramienta que pueda ayudarles en el aprendizaje y dominio del idioma. Recordemos que anteriormente las tesis doctorales tenían que hacerse en latín, lo que muestra cómo un idioma, a pesar de no ser actual, podía llegar a dominarse.
Me propongo, por tanto, presentar un diccionario inverso de griego, de una extensión mediana, aproximadamente unas 17.000 entradas. Mi impresión personal es que muchos estudiosos del griego agradecerán una publicación de este tipo y que, a la larga, se demostrará que era un hueco que había que llenar y que el sistema de enseñanza del griego quedará beneficiado por la aparición de esta herramienta
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