viernes, 20 de diciembre de 2019

Libro




Luis Gil
De Aristófanes a Menandro
Madrid, Ediciones Clásicas-Fundación Pastor, 2010, 406 páginas. 
ISBN 84-7482-658-0


ÍNDICE

Prólogo.
I. A guisa de introducción.
La risa y lo cómico en el pensamiento antiguo.
II. La comedia antigua: un teatro de títeres.
Forma y contenido de la comedia aristofánica.
La comedia de Aristófanes y la historia de Atenas.
El Aristófanes perdido.
La escenificación de la creatividad intelectual en la comedia aristofánica .
Uso y función de los teónimos en la comedia aristofánica .
«Los caballeros», de Aristófanes: análisis literario.
ΑΝΑΓΥΡΟΣ .
Note agli Acarnesi di Aristofane .
Aristoph. Ach. 344-46: un ‘visual joke’ obsceno.
Caballeros: problemas de hermenéutica y escenificación.
Seis notas a Las nubes de Aristófanes.
III. La comedia media: un teatro de tipos.
Comedia ática y sociedad ateniense I.
Comedia ática y sociedad ateniense II.
Comedia ática y sociedad ateniense III.
El ‘alazón’ y sus variantes.
Ärztichler Beistand und attische komödie: zur Frage der demosieuontes und Sklaven-Ärzte.
Arcágato, Plinio y los médicos.
IV. La comedia nueva: un teatro de caracteres.
Alexis y Menandro.
Menandro y la religiosidad de su época.
Menandro y la ética social.
El ensueño del Dyskolos.
Menandro, Aspis 439-464: comentario y ensayo de reconstrucción.
Menandro, hoy.
V. Bibliografía.


Recógense en este volumen veinticuatro artículos míos dedicados a las tres fases de la comedia griega escritos entre 1973 y 2007. Con su colección se ofrece al estudioso un cómodo instrumento de consulta hasta ahora inexistente en lengua española y en algo se remedia ésa que en alguna parte de este libro he llamado ‘mala memoria’ de los filólogos clásicos. Un mal éste sobre todo extendido entre los principiantes, pues convencidos del progreso constante de las técnicas y ciencias tienden a menospreciar lo anteriormente realizado. No se me escapa que en buena parte este defecto es una felix culpa, pues permite seguir investigando en campos limitados y architrillados y evita el desaliento originado por la convicción de que en semejante terreno no queda nada por hacer. Pero tampoco se puede negar que una mirada retrospectiva a lo ya elaborado por los predecesores evita el riesgo ingenuo de descubrir mediterráneos. El no perder de vista lo que los maestros de nuestros maestros hicieron, aparte de contribuir a encuadrarnos debidamente en el momento histórico que nos corresponde dentro de una larguísima tradición escolar, en más de una ocasión constituye un sano ejercicio de modestia, pues no todo lo escrito por ser antiguo está ya superado, carece de validez o está falto de mérito.
Esto advertido, dejo a los lectores el valorar este libro en el hic et nunc de la filología clásica y paso a referirme a lo que ha supuesto para mí desde el punto de vista personal la relectura de su contenido. Decía Platón que la escritura sólo valía como recordatorio de vivencias para la vejez. Y no sin motivo. Las presentes páginas me han evocado con tristeza las figuras desaparecidas de mi maestro Manuel Fernández-Galiano, que me editó algunas de ellas, las de los profesores Tovar y Aranguren, a cuyos homenajes contribuí con otras en momentos gozosos, y las de entrañables colegas como S. Lasso de la Vega y el joven profesor Lens, en cuyos homenajes póstumos tristemente intervine también con otras cuantas. Pero, aparte del melancólico sentir que me ha producido, dicha relectura me ha deparado el gozo de reencontrarme. Al contrario de la desagradable sensación que a la vejez experimento al verme reflejado en un espejo, el pasar la vista sobre lo que hace un montón de años había escrito y tenía ya olvidado me devolvió la imagen de un ser en plena juventud. “¿Será verdad –me dije– que sea yo el autor de todo esto?”


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