miércoles, 15 de enero de 2020

Libro


Quinto Horacio Flaco
Epístola a los Pisones (Arte Poética)
Introducción, traducción y notas: Salvador Villegas Guillén
Madrid, Ediciones Clásicas, 2010, 64 páginas
I.S.B.N.: 84-7882-703-X

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 9
0. Nota del traductor 11
1. La traducción, un género literario instrumental 11
2. Traductores de la Epístola a los Pisones (Arte poética) 13
3. La traducción, auxiliar de la Historia de la Lengua 17
4. Dichos memorables 20
EPÍSTOLA A LOS PISONES (ARTE POÉTICA) 23
I. LA OBRA POÉTICA EN GENERAL (1-85) 25
La obra de arte debe ser un todo y una unidad (1-23) 25
A veces, buscando la perfección, se cae en la caricatura (24-31) 26
El conjunto debe ser armonioso (32-37) 27
La magnitud de la empresa ha de ser proporcional a los recursos (38-41) 27
El orden constituye el armazón del poema (42-45) 28
Las palabras: nacen, mueren, renacen (46-72) 28
El metro épico (73-74) 29
Los metros líricos (75-85) 30
II. ESPECIAL ATENCIÓN A LA DRAMÁTICA (86-288) 31
Los metros dramáticos (86-98) 31
Las palabras han de estar acordes con la risa, la tristeza y el llanto (99-118) 32
Cada personaje debe ser fiel a sus características (119-127) 33
La originalidad no consiste en la creación de argumentos (128-152) 34
Cada época de la vida tiene su ser; cada edad, su naturaleza (153-178) 35
Hay lances que deben quedar entre bastidores (179-188) 37
La pieza teatral tiene sus limitaciones (189-192) 37
El coro: alabando, aconsejando, acompañando... (193-201) 38
La lira aumentó sus cuerdas y la flauta, como Roma, fue extendiendo su tono dulce y sensual (202-219) 38
Se rasga el telón de lo trágico y salen a escena los sátiros procaces (220-233) 39
No debe hablar Pitias como Sileno: el drama satírico tiene su propio decir (234-250) 41
El yambo (251-262) 42
Se recomiendan los cánones griegos (263-274) 43
Teatro griego: tragedias y comedias (275-284) 44
Teatro latino: praetextas y togatas (285-288) 45
III. CONSEJOS A LOS POETAS (289-476) 45
El ingenio se agudiza con el asperón (289- 308) 45
Los arcanos del arte están en los libros y en la vida (309-322) 47
Los niños romanos se educan más en el cálculo que en las letras (323-332) 47
Utilidad y deleite de la poesía (333-346) 48
Los pocos errores bien merecen la gracia del perdón (347-360) 49
El cálamo, como el pincel (361-365) 50
Huyan los mediocres de escribir poesía (366-378) 50
Escribir es arte de prudentes (379-390) 51
Fuerza de la poesía (391-407) 52
La técnica es el cultivo del ingenio (408-418) 53
El halago es enemigo del verso (419-437) 54
La crítica sanea la poesía (438-452) 55
La mala poesía es como una epidemia de la que todos huyen (453-476) 56
ÍNDICE DE NOMBRES PROPIOS 59

Una traducción, por mucho que el autor lo quiera, nunca será objetiva. El traductor de Horacio recibe en Latín un mensaje personal del poeta de Venusia que tiene que verter al castellano con su personal estilo. La traducción siempre será subjetiva, resultado de dos sumandos: el mensaje recibido del autor y el estilo del traductor. Es, por consiguiente, una auténtica recreación en el más puro sentido etimológico del término, que merece ser elevada a la categoría de género literario, imprescindible cuando la lengua original es desconocida por el lector. Y, sin embargo, casi siempre se olvida que, cuando se lee una obra literaria traducida, lo que en realidad se lee es la versión del traductor.
En efecto, la Literatura es, ante todo, forma. En la antigüedad clásica la originalidad no consistía en la invención de un argumento, sino en la forma de tratar un argumento; los argumentos no había que inventarlos; estaban ahí, fruto de una tradición de siglos. En la actualidad, con mucha frecuencia sucede lo mismo; ¿cuántas versiones distintas no hemos visto en las llamadas novelas históricas a pesar de estar basadas en los mismos hechos y presentar los mismos protagonistas?
Resulta, pues, curioso que las historias de la Literatura al uso ignoren este género literario instrumental (así me atrevo a llamarlo) y no le dediquen en cada época un apartado específico.
Por ello ofrezco una relación de los traductores del Arte Poética de Horacio a lengua castellana, desde Juan Villén de Biedma (Granada, 1599) hasta José Luis Moralejo (Madrid, 2008). El motivo es doble:
- Por una parte, rendir un pequeño homenaje a los traductores del texto horaciano. Al fin y al cabo, el ser humano, en ese infinitésimo que constituye cada presente, tiene contraídas muchas deudas con las generaciones pretéritas y ninguna con las futuras.

- Por otra, posibilitar la comparación de versiones distintas, comparación de la que espero no salir demasiado malparado.