miércoles, 9 de octubre de 2019

Libro



Anagnostakis, M.
Los Poemas (1941-1971)
Intr. y ed. bilingüe de A. Silván
Madrid, Ediciones Clásicas, Madrid, 1996. X+296 pp.
ISBN 84-7882-239-9. PVP 18,00 €

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN l
NOTAS SOBRE EL AUTOR Y SU OBRA 27
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 29
LOS POEMAS (1941-1971) 35
ÉPOCAS
Inviemo1942 39
Espera 43
Fecha indeterminada 45
Llegará un día... 47
13.12.43 51
Una fecha hace años 55
Los vencidos 59
Búsqueda 61
Ahora 63
Epitafio 65
Cinco pequeños temas 67
Poemas que nos leía una tarde el sargento Otto V... 77
La Guerra 83
Jaris 1944 87
La nueva canción 91
ÉPOCAS 2
I 99
II 103
III 107
IV 109
V 113
VI 119
VII 125
VIII 129
PARÉNTESIS
Paisaje 139
Epitafio 141
Conciencia 143
Hombres. 145
A Nikos E:.. 1949 149
ÉPOCAS 3
El amor es el miedo... 153
Cabizbajos pasaron... 157
Aquí no es... 165
Comenzó una lluvia silenciosa... 169
Colores de crepúsculo ido... 173
Ahora... 175
Un último encuentro... 177
Los pasos rítmicos... 179
Si me acuerdo... 181
Por la mañana 183
Escribieron su nombre... 185
Epílogo 187
LA CONTINUACIÓN
Llegaste cuando yo... 191
Estas no son las calles... 195
La Cena 197
Era preciso... 201
Aquí... 205
El ajedrez 207
Cuando por las noches... 209
Cada mañana... 211
Y faltaba aún... 213
Allí... 215
LA CONTINUACIÓN 2
Eran hombres... 221
La traición. 223
En lugar de vociferar... 225
Cuando me despedí... 229
Hablo... 233
LA CONTINUACIÓN 3
Ahora hablo de nuevo... 239
Los sosias 243
El muerto 245
Por la noche llegan... 247
El naufragio 249
La decisión 251
Jugábamos de broma... 253
Se produjo el desafuero... 255
Un ladrón... 257
Bajo los raíles... 259
Cada vez más al desnudo... 261
Sólo tú lo sabes... 263
Los epígonos 265
Las palabras cesaron ya... 267
Ahora es simple espectador... 269
A qué ayuda pues... 271
No existe la multiplicidad 273
Todos los personajes... 275
Dedicatoria 277
EL OBJETIVO
Poética 281
Ami hijo... 283
El cielo 285
Salónica, días de 1969 d.C. 287
Epitafio 291
Apología de un sumiso a las leyes 293
Plegaria 295
Jóvenes de Sidón, 1970 297
If... 299
Relato sentimental 301
Anteproyecto de Ensayo de Formación del Espíritu Cívico 305
Crítica 307
Epílogo 309

Si la sorpresa supone lo inesperado de lo que sorprende, el contacto inicial con la poesía de Manolis Anagnostakis (Salónica, 1925) dejó en mí una sensación de íntima paradoja difícil de definir pero que en todo caso es donde reside el impulso constante que generaría la traducción de la obra que ahora me atrevo a ofrecer a otros lectores. La sorpresa se presentó como esperada; nacía, se prolongaba en un espacio que reclamaba como familiar, suyo de antemano. Un crecimiento que veía su correlato en la experiencia en otro ámbito -en realidad el mismo en esencia- a medida que se me ofrecía la oportunidad, durante mi permanencia en Grecia hace años, de penetrar en el carácter del pueblo griego en su historia más actuante, en su manera de concebir la vida, de valorar lo cotidiano y lo trascendente, en sus esperanzas y sus decepciones, sus luchas y sus indiferencias, las victorias y las derrotas, el sentido de su vergüenza y de su orgullo. Ello contribuía a una acogida natural de lo que no cesaba de crear la emoción del descubrimiento: una poesía, voz única, emanada aquí de las fuentes mismas de la vida, de la experiencia personal abierta en lo colectivo. Mas el conocimiento que me fue posible, con las limitaciones de la lejanía en el tiempo, del entorno histórico, social y espiritual, en que esa poesía había nacido -durante el curso de la ocupación italogermana, la guerra civil y los años que se sucedieron a raíz de ésta- no podía explicar suficientemente aquel sentimiento de proximidad en mi trato con ella como lector. Tal proximidad venía necesariamente determinada, al menos especialmente favorecida, por vivencias anteriores a mi estancia en aquel país. Quizás el juicio ajeno, imparcial, ayude a eliminar lo que de otro modo no conseguiría alejar la sospecha de ser resultado de una sugestión: «El escritor griego contemporáneo -señala Denis Kohler al hablar de la generación a la que pertenece Manolis Anagnostakis- como el escritor español nacido en el franquismo, es, a imagen de su pueblo, un hombre cuya memoria sangra y al que Grecia le duele». Se trata, dice más adelante, de «una generación de la derrota».
Dejando para otro lugar las consecuencias que se derivarían de admitir o no el último aserto, dado que resultaría imposible reflejar aquí las implicaciones de la polémica suscitada en el campo de la crítica desde que apareciera esta caracterización propuesta por B. Leondaris, y ya que sería también arriesgado pensar en su transferencia a la poesía española de postguerra -aquí, además, sí hubo una poesía de la victoria-, es bastante verificable la existencia de un acusado paralelismo entre el clima espiritual que provocó el pathos poético que agitó entonces el alma de los escritores griegos y el que motivó a muchos de los nuestros.