martes, 26 de noviembre de 2019

Libro


Esquilo
Siete contra Tebas
Introducción, traducción y notas: Alfonso Martínez Díez, 
Madrid, Ediciones Clásicas, 2009, 64 páginas.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 5

1. El mito de Edipo y su tradición 5
1.1. El mito de Edipo 5
1.2. Tradición e interpretación del mito 6
2. La tetralogía tebana de Esquilo 7
3. Los Siete contra Tebas 9
3.1. Fecha y estructura 9
3.2. Lengua y estilo 9
3.3. Zeus y la Justicia 10
4. Traducciones españolas de los Siete contra Tebas 12
SIETE CONTRA TEBAS 13
ARGUMENTO Y PERSONAJES 14
PRÓLOGO (vv. 1-77) 15
PÁRODO (vv. 78-181) 18
EPISODIO PRIMERO (vv.182-286) 22
ESTÁSIMO PRIMERO (vv. 287-368) 27
EPISODIO SEGUNDO (vv. 369-719) 30
ESTÁSIMO SEGUNDO (vv. 720-791) 44
EPISODIO TERCERO (vv. 792-821) 47
ESTÁSIMO TERCERO (vv. 822-847) 49
ÉXODO (vv. 848-1078) 50
ÍNDICE DE NOMBRES PROPIOS 61



Zeus y la Justicia son motores ideológicos y morales muy fecundos en los Siete contra Tebas, donde tanto Etéocles como el coro de jóvenes tebanas hacen de Zeus el teónimo más utilizado con un total de veinticuatro recurrencias (véase el índice onomástico). En este abultado número de referencias a Zeus, podemos rastrear los rasgos tradicionales con que se nos presenta a Zeus hasta acabar imponiéndose como un dios que es resumen paradigmático de las ideas de poder, sabiduría y justicia. Hasta el dolor, frente al cual los poetas líricos sólo encontraban el fármaco de la resistencia y la resignación, se convierte, por obra y virtud de Zeus, en fuente de aprendizaje y conocimiento. Sólo quien respete a Zeus alcanzará la suprema sabiduría.
Y si Zeus es compendio de las ideas que rigen el mundo, la Justicia es el elemento estabilizador de los desequilibrios que amenazan al mundo de los hombres: la injusticia y sus correlatos morales y físicos, la culpa, el castigo.
La Justicia personificada en forma de mujer aparece en el escudo de Polinices, según nos hace saber el Mensajero (vv. 642-648), acompañada de una viñeta que dice: “Repatriaré a este hombre, y tendrá la ciudad de sus padres y la devolución de los palacios”. A lo que Etéocles responde: “Si la virgen hija de Zeus, Justicia, hubiera estado presente en las acciones e intenciones de aquél, tal vez podría ello ser realidad. Pero ni cuando logró huir de la sombra de su madre ni en la niñez, ni en la pubertad siquiera, ni al hacerse tupida la barba de su mentón, Justicia le dirigió la mirada y le consideró digno de ella, y tampoco, con este mal comportamiento para con su tierra patria, creo que ella vaya a estar ahora a su lado. Sería sin duda, con toda justicia, una Justicia de falso nombre, al acompañar a un varón que a todo se atreve en sus entrañas” (vv. 662-671). Es, pues, la Justicia un freno para el que lo osa todo con su mano, una marca que debe acompañar desde el principio a cualquier empresa, un gran altar mancillado por la riqueza excesiva. La Justicia, en suma, cuando acompaña desde siempre a las casas de los hombres, es garante de un hermoso destino para todos los hijos de esas casas. Cuando los espectadores atenienses oyeron recitar al mensajero a propósito de Anfiarao que “no quiere parecer excelente, sino serlo al tiempo que en su mente hace fructificar un surco profundo del que brotan estas decisiones primorosas” (vv. 592-594), muchos dirigieron su mirada a Arístides el Justo, que también asistía a la representación.

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