lunes, 13 de enero de 2020

Libro


J. M. Torres Prieto
Los Padres de la Iglesia
Madrid, Ediciones del Orto, 2000, 96 páginas 
[Biblioteca de las Religiones, nº 7]
ISBN 84-7923-225-0


ÍNDICE
I. CUADRO CRONOLÓGICO 7
II. LOS PADRES DE LA IGLESIA 11
1. El concepto de «Padres» 12
2. La lengua de los Padres 16
3. La Patrología. Definición e Historia 18
4. Los nombres propios. Algunos apuntes biográficos: Introducción 21
5. Los Padres Orientales 22
-Atanasio 22
-Basilio de Cesarea 25
-Gregorio de Nacianzo 28
-Juan Crisóstomo 31
6. Los Padres Occidentales 34
-Ambrosio de Milán 34
-Jerónimo 37
-AgustíndeHipona 40
-Gregorio Magno 44
7. Los Padres hispanos 47
-Gregorio de Elvira 47
-Orosio 48
-Martín de Braga 49
-Isidoro de Sevilla 50
III. SELECCIÓNDETEXTOS 53
IV. BIBLIOGRAFÍA 91

Se alude con esta denominación a los escritores de la antigüedad cristiana reconocidos por la Iglesia como testimonios de su doctrina. Pero, ¿a qué se debe el término «padres»?; evidentemente no hace referencia a su función biológica, sino que se trata de una alusión metafórica. En el ámbito de la Biblia y del cristianismo primitivo se llamaba «padre» al maestro. Se le consideraba el artífice de la personalidad de sus alumnos, y por tanto podía ser llamado con pleno derecho padre y ellos serian sus «hijos» espirituales. Los ejemplos al respecto son abundantes y se remontan a la Biblia y a los primeros autores cristianos. Así, S. Pablo (1 Cor. 4-15) escribe: «Pues, aunque tengáis diez mil preceptores en Cristo, sin embargo no tenéis muchos padres, porque yo os engendré en Cristo Jesús por medio del Evangelio»; Ireneo (Adv. haer. 4, 41,2) afirma: «Quien ha sido enseñado por otro es llamado hijo del maestro y éste su padre»; y Clemente de Alejandría (Strom. 1,1,2-2,1) dice: «Las palabras son hijas del alma. Por eso llamamos padres a los que nos han instruido..., y todo el que es instruido es, en cuanto a su dependencia, hijo de su maestro».
En la antigüedad cristiana la tarea "de enseñar recaía sobre los obispos; por ese motivo se les aplicó primeramente a ellos el título de padres. En el año 155, al obispo Policarpo de Esmirna le designaban con desprecio paganos y judíos como «el doctor de Asia, el padre de los cristianos» (Mart. Poly., 12,2); en la carta de los mártires de Lyón al obispo de Roma (177-78) éste es distinguido con el título de Páter Eléuzere (Eus. Hist., 5,4,2); el obispo Alejandro de Jerusalén denomina también a sus maestros «padres» (Eus. Hist., 6,14,4); en torno al 251 el obispo Cipriano recibía cartas encabezadas por: Cypriano Papae (Cypr., Ep. 30,31,36). Con posterioridad fueron aumentando los testimonios acerca del uso de ese término, cuyo mayor desarrollo se produjo en el s. IV.