Esquilo, Los Persas. Trad. de J.L. Navarro. Madrid, Ediciones Clásicas, 1996. 72 pp. ISBN 84-7882-232-1.
Los ancianos que han quedado en Susa acompañando a la reina Atosa viuda de Daño y custodiando el oro de palacio componen el magnífico coro que da título a la obra.
Atosa espera intranquila noticias de lo sucedido en Salamina. Su inquietud está bien justificada. Ha tenido un sueño en el que dos mujeres -una con atavíos dóricos y otra con bárbaros- se enfrentan entre sí, al tiempo que un halcón se arroja sobre un águila a la que despluma. Sus presentimientos se verán muy pronto confirmados por un mensajero procedente de la mismísima Salamina que hace un relato pormenorizado del desastre sufrido por los Persas. Atosa y el coro sobrecogidos no ven más solución que realizar libaciones sobre la tumba de Daño e invocarle. Pretenden devolverle a la luz. Milagrosamente el espectro de Daño sale unos minutos de su tumba, y explica lo que ha sucedido y lo que va a suceder. Culpa de la desgracia a su hijo Jerjes que se ha dejado arrastrar por su orgullo, una soberbia y una ambición desmedidas. En un clima de desesperación y patetismo aparece Jerjes que regresa vivo del campo de batalla. Sus lamentos se unen a la indignación resignada del coro que abandona la escena entre gemidos.
ÍNDICE
Introducción 7
1. Argumento 7
2. Personajes 8
3. Estructura y acción dramática 9
4. Significado 11
5. Puesta en escena 12
5.1. Montaje. Coreografía 12
5.2. Vestuario y maquillaje 15
Los Persas 19
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