domingo, 16 de mayo de 2010

Libro



Mena, Juán de, La Ilíada de Homero.
Ed. bilingüe, intr., texto crítico, trad. y glosario de T. González Rolán, F. del Barrio y A. López Fonseca. Madrid, Ediciones Clásicas, Madrid, 1996. VIII+296 páginas. ISBN 84-7882-235-6.

Tanto la literatura latina como la árabe abrieron al romance castellano horizontes inmensamente ricos tanto espirituales como lingüísticos. Su vocabulario, debido sobre todo a la labor traductora de Alfonso X el Sabio, se enriqueció y amplió con la entrada ininterrumpida de latinismos, que en general no tuvieron problemas para adaptarse e incorporarse al castellano.
Pero durante el siglo XV, sobre todo en su primera mitad, muchos escritores se dejaron arrastrar por una gran veneración (quizá excesiva, desde un punto de vista lingüístico) hacia las obras de la Antigüedad Clásica y de igual forma que Lucrecio y Cicerón hablaron de pobreza léxica del latín respecto al griego, un autor como Juan de Mena se refiere en la obra que ahora editamos al «rudo e desierto romançe», a la «umilde e baxa lengua del romançe» respecto a la riqueza de la cultura clásica y a la perfección del latín. En estas condiciones, no ha de extrañar que el latinismo invada por doquier tanto el vocabulario como la sintaxis castellana, pero, como magistralmente ha señalado R. Lapesa, el aluvión latinista del siglo XV rebasaba las posibilidades de absorción del idioma, de modo que muchos neologismos no consiguieron sedimentarse y fueron olvidados pronto. Pero, poco a poco, las aguas volvieron a su cauce, pues como señala el eminente maestro, «conforme gana intensidad y hondura, el movimiento renacentista se despoja de las demasías formales que habían acompañado a su iniciación. Los escritores de la época de los Reyes Católicos, más conscientes que Santillana o Mena del valor del propio idioma, no pretenden forzarlo en aras de la imitación latina, que abandona estridencias y adquiere solidez». Nadie puede pasar por alto la importancia de los escritores que sirvieron de puente en el tránsito del español medieval al clásico y muy especialmente Juan de Mena, que fue considerado durante largo tiempo como el supremo poeta español.
Ahora bien, el poeta cordobés nos muestra dos facetas por las que la influencia clásica pasó a la literatura española, a saber la de creador de obras inmortales como El Laberinto o La Coronación y la de traductor, aspecto éste mucho más importante de lo que se cree, pues, como ha señalado G. Highet, la traducción no suele producir grandes obras, pero a menudo contribuye a la creación de las grandes obras, lo que desde luego puede confirmarse en Juan de Mena, para quien la traducción sirvió como experimento donde forjar las palabras, latinismos incluidos, que le servirían para sus obras de creación.
Y sin embargo podemos decir que ha sido más bien escasa la atención que los críticos han prestado a esta actividad del poeta cordobés. Baste señalar que hasta no hace mucho la única edición de esta traducción de Mena fue la realizada por el eminente filólogo catalán Martín de Riquer, que, como su título indica, es una reproducción de la editio princeps de Valladolid, de 1519, acompañada de un valioso prólogo y un selectivo y útil glosario.

ÍNDICE
Introducción 1
1. Justificación de la presente edición 1
2. Versiones ortodoxas y heterodoxas sobre la Guerra de Troya desde la Antigüedad latina hasta comienzos del Renacimiento hispánico 7
3. El proemio y sus posibles fuentes: ¿también la Vita Homeri de Pier Candido Decembrio? 26
4. La Ilias Latina 51
5. La versión de Juan de Mena 57
6. El modelo latino utilizado por Juan de Mena: comparación con la versión castellana 68
7. El título 81
8. Siglas 82
9. Criterios seguidos en la presente edición 83
10. Bibliografía 84
Ilias Latina 99
Glosario 223

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