Pilar Díaz Sánchez
Clara Campoamor (1888-1972)
Madrid, Ediciones del Orto, 2006, 96 páginas
[Biblioteca de Mujeres, nº 73].
ÍNDICE
I.- CUADRO CRONOLOGICO 7
A) Datos biográficos 9
I.- CUADRO CRONOLOGICO 7
A) Datos biográficos 9
B) Acontecimientos políticos y sociales 10
II.-VIDA Y OBRA 13
1. La España de finales del siglo XIX 14
2. Los primeros años: el barrio de Maravillas 17
3. Los comienzos asociativos: la lucha por los derechos de la mujer 21
4. La abogada Campoamor 26
4.1. Victoria Kent y Clara Campoamor: dos vidas paralelas 28
4.2. Tres frentes de actividad laboral durante la dictadura de Primo de Rivera 31
5. Luchando por la República 33
6. Clara Campoamor: la voz de las mujeres en las Cortes 39
6.1. La lucha por la concesión del voto a las mujeres 40
6.2. Las diferencias con Victoria Kent 41
6.3. La discusión del sufragio femenino 44
6.4. Las consecuencias de la votación: intentos de involución 49
7. El pecado mortal y la penitencia 51
7.1. La actividad política de la diputada 51
7.2. Campoamor paga el precio del sufragio 53
7.3. Las elecciones de 1933 y la salida de las Cortes 55
8. El exilio 58
III. SELECCIÓN DE TEXTOS 63
IV. BIBLIOGRAFÍA 93
II.-VIDA Y OBRA 13
1. La España de finales del siglo XIX 14
2. Los primeros años: el barrio de Maravillas 17
3. Los comienzos asociativos: la lucha por los derechos de la mujer 21
4. La abogada Campoamor 26
4.1. Victoria Kent y Clara Campoamor: dos vidas paralelas 28
4.2. Tres frentes de actividad laboral durante la dictadura de Primo de Rivera 31
5. Luchando por la República 33
6. Clara Campoamor: la voz de las mujeres en las Cortes 39
6.1. La lucha por la concesión del voto a las mujeres 40
6.2. Las diferencias con Victoria Kent 41
6.3. La discusión del sufragio femenino 44
6.4. Las consecuencias de la votación: intentos de involución 49
7. El pecado mortal y la penitencia 51
7.1. La actividad política de la diputada 51
7.2. Campoamor paga el precio del sufragio 53
7.3. Las elecciones de 1933 y la salida de las Cortes 55
8. El exilio 58
III. SELECCIÓN DE TEXTOS 63
IV. BIBLIOGRAFÍA 93
Cuando nació Clara Campoamor Rodríguez, el doce de febrero de 1888, la situación de las mujeres en España no presagiaba los enormes cambios que se iban a producir en pocas décadas, ni la trascendencia que la actuación política de esta mujer iba a tener. Ella, junto con Victoria Kent y Margarita Nelken, abrieron las puertas a todas las mujeres españolas que a partir de este momento consiguieron cotas de representación política impensables en los siglos precedentes. Pero estas mujeres, con ser hitos decisivos, no hubieran podido actuar de no haber sido por el soporte de mujeres y hombres que desde hacía décadas iban creando el ambiente para que este salto pudiera darse. Mujeres que estudiaban, trabajaban, discutían y reivindicaban pequeños espacios de actuación social, cuyos nombres han quedado en el anonimato, pero su espíritu es el que inspiró a las abogadas que saltaron a la escena de la política nacional en las primeras décadas del siglo XX.
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Amigo Alfonso,
ResponderEliminarExcelente y exquisita aportación a la Cultura es este libro sobre Clara Campoamor en cuidada edición de Ediciones del Orto. También hay que valorar la brevedad del libro, que lo hace más asequible para todo el mundo, siguiendo el consejo de Horacio:
EN CUALQUIER COSA QUE ENSEÑES, SÉ BREVE
(Horacio, Arte Poética, 335)
QVIDQVID PRAECIPIES, ESTO BREVIS
Visito con frecuencia este espacio, porque me parece de lo más interesante que hay en el Ciberespacio.
Decía, dijo, nuestro Horacio en su Ars Poetica (358-9)
ET IDEM
INDIGNOR QVANDOQVE BONVS DORMITAT HOMERVS
[Y yo mismo
me indigno siempre que se adormece el bueno de Homero]
Que no, que no, amigo Alfonso. Te lo escríibí aquí mismo, hace ya algunos días, en un comentario, y no he recibido respuesta.
Que ni Cicerón, ni su escribiente y esclavo Tirón, escribieron jamás:
NULLA DIES
por mucho que ésa sea la grafía que utillizan en el el Vaticano, incluida la VVLGATA, y todos los vaticanistas.
Cicerón y Tirón escribían con toda seguridad:
NVLLA DIES.
Vayan por delante mi admiración ante tamaños conocimientos como son los tuyos y el gran aprecio y respeto que te tengo.
Un abrazo,
Antonio Martín Ortiz
(Uno de los muchos que disfrutamos de tu compañía, de tu Sabiduría, y de tu enorme simpatía, un verano inolvidable, en Delfos, hace ya unos cuantos, bastantes años)
Surdo canis
Cantas para un sordo,
es decir,
Hablas sin que te escuchen
(Erasmo de Rotterdam, Adagios 1.4.87)
Es decir: surdo cano
Hablo que sin que me hagan caso